sábado, diciembre 16, 2006

Contra la cultura de la queja

Contra la cultura de la queja

LA VANGUARDIA, 15-12-2006

Mis padres se equivocaron: ¡yo no tenía
que haber nacido! Se equivocaron
de momento: ¡este siglo no es para
mí! Se equivocaron de lugar: ¡yo
debía haber nacido en otro país! Mis padres se
equivocaron: ¡yo debía tener otro sexo, no soporto
ser quien soy! ¡Mis padres se equivocaron
de escuela! ¡Mis maestros me destruyeron
para siempre! ¡Mis padres no debían haber tenido
más hijos: convivir con mis hermanos es
un calvario! Mis padres deberían tener otras
ideas, otras costumbres... pero: ¿por qué no se
dan cuenta de que se equivocan en todo?

Hay personas para las cuales los padres, los otros,
la sociedad en general, son siempre culpables
de todo lo que les acontece. Viven un victimismo
permanente.


La carta de san Pablo a los ciudadanos de Colosas
apuesta por un itinerario de madurez personal:

“Revestiros de sentimientos
de compasión entrañable, de bondad,
de humildad, de dulzura, de paciencia.
Aceptaros los unos a los otros. Si alguien tiene
algo contra alguien, perdonároslo. El señor os
ha perdonado, perdonad vosotros también.
Revestiros del amor, que todo lo liga y perfecciona
(...). Y sed agradecidos”.

No hay comentarios: