Amo de casa: yo
Amurallada: persona prisionera de sus inhibiciones invencibles que acostumbra a rigidificar la vida y a descargar su frustración en forma de descalificaciones
Autoestima: murga psicopseudopedagógica que, aunque lo nieguen, contribuye a ahogar la sana conciencia del mal y el sentido del límite en un baboso océano de benevolente autoindulgencia y complicidades cobardes. Amigo, afronta la causa de tu aflicción, asume tus errores sin desánimo y empieza a corregirte. Afírmate en el bien una vez y empezarás a quererte. Haz algo inequívocamente bueno y sentirás la fruición del bien. Repítelo y te querrás aún más. Y si caes, vuelta a empezar.
Biblioteca: lo más parecido a una sociedad exquisitamente paradisiaca
Bobo: en el paraíso
Bueno: es tenaz en alegrar al prójimo y regalar buen humor
Ciudad: la gran metáfora del ego o al revés: se corresponden.
Corregir: hazlo si es posible sin herir, ni herirte.
Ego exacerbado: el que se empeña en actuar consigo mismo como si fuese Dios
El trabajo diario: ordenar y reordenar el mundo
Esclavo: preso de su inercia pulsional, grita las palabras de otros y reproduce su gestos, sin tener siquiera conciencia de ello.
Esperanza: tú
Feliz: sabe vivir en armonía con ficciones plausibles, cuidar los bienes esenciales y atrapar los momentos mágicos.
Heridas: Cúralas. Corrígete si es menester y olvídate.
Hijos: La gran responsabilidad
Hogar: útero virtual de cálidos y reparadores fluidos amnióticos que se materializa en distintos ámbitos y estados espaciotemporales, donde estáis siempre vosotros, mis amados.
Honesto: asume sus errores y pide perdón
Idiota: se empecina en obrar mal a pesar de perjudicar sus propios intereses.
Ingenuo: no distingue a los manipuladores
Intelectual: alguien que cuando experimenta la frustración o el desengaño escribe un ensayo sobre el tema
Inteligente: transita raudo a través de las ficciones propias y ajenas sin perderse, ni confundirse.
La pregunta: ¿Qué te atormenta?
Lúcido: sabe cuando puede ser engañado o engañarse.
Malo: obra y argumenta desde la impaciencia de su corazón y el olvido de su ser
Manipulador: te halaga, te culpa y te exprime.
Miedo: el mejor test para conocer verdaderamente a las personas
Muerte: vive dignamente y no te preocupes tanto: morirás dignamente.
Muy Malo: malo que se cree buono y no se reconoce maldades
Olvido del yo: estado evasivo en el que cayó María Antonieta, entregada a acciones que no merecían loa, ni aprecio.
Paz interior: el bien más preciado
Palabra: tenía templo en las escuelas y ahora vive exiliada en los papeles y la red.
Perdón: y mil veces ¡perdón!. Estuvo mal, y mil veces perdono los desvaríos que mi falta en ti provocó. No me libres con tu ira de mi culpa. Ni squiera eso sucede: sólo añades más confusión al dolor que yo he provocado.
Put@: de ti sólo le interesa el dinero que pueda sacarte.
Responsabilidad: el sentido. Dejadles que se sientan responsables de sus actos, que se enfrenten a sus errores, que se hagan cargo de tareas exigentes.
Sabio: sabe defender su alegría y equilibrio a pesar de cualquier adversidad, incluidas las ficciones falaces y el hostigamiento de los buenos.
Sereno: sabio
Silencio: Sólo para iniciados. ¡Qué placer!. Niños: vosotros os lo perdéis.
Tirano: quien se empeña en actuar con los demás como si fuese Dios
"Todavía más": No, está bien así.
Tonto: se deja esclavizar por ficciones ajenas
Víctimas: las mías, las nuestras. Os imploro perdón. Siempre me acompañáis.
Violento: sabe cómo hacer daño y ejerce
Vivo: en tus labios y en tu piel.
Besos
Sólo eres tú, continua,
graciosa, quien se entrega,
quien hoy me llama. Toma,
toma el calor, la dicha,
la cerrazón de bocas
selladas. Dulcemente
vivimos. Muere, ríndete.
Sólo los besos reinan:
sol tibio y amarillo,
riente, delicado,
que aquí muere, en las bocas
felices, entre nubes
rompientes, entre azules
dichosos, donde brillan
los besos, las delicias
de la tarde, la cima
de este poniente loco,
quietisimo, que vibra
y muere. -Muere, sorbe
la vida. -Besa. -Beso.
¡Oh mundo así dorado!
Vicente Aleixandre
De Sombra del paraíso.
Editorial Castalia, Colección Clásicos Castalia, núm. 71.
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