viernes, febrero 16, 2007

Constantes de la educación de siempre

He encontrado en la web de Megatendencias una colección de interesantes textos sobre educación escritos por el pedagogo argentino Jorge Eduardo Noro. En su artículo EDUCACIÓN Y ESCUELA, A PESAR DE TODO, intenta rescatar de la educación de siempre una serie de constantes que, a juicio de autores como Edgar Morin, Martín Hopenhayn J.M. Mardones o Lluís Duch, siguen constituyendo propuestas válidas para diseñar la educación del futuro:

1. La educación debe proporcionar las elementales certezas con las que cada hombre debe vivir la vida humana, a la vez que procurar la apertura para poder ser ciudadanos de un mundo planetario y multicultural. (Mardones) Debe educarse en las estrategias para afrontar los riesgos, lo inesperado, lo incierto: aprender a navegar en un océano de incertidumbres a través de archipiélagos de certeza (Morin)

2. La educación debe convertirse en la sistemática transmisora de la tradición, en el contexto de una sociedad en movimiento vertiginoso (Mardones) La tradición representa el recurso de la memoria del ser humano, de su comunidad y de la humanidad (arqueología del sujeto y de su condición humana) ( Duch)

3. Una auténtica oferta pedagógica educa en el saber vivir, que no es el “vivir bien” sino el “bien vivir”, vivir una vida específicamente humana, para lo cual se exige la educación como “saber de vida” y “saber que transmite vida”. El “saber vivir” incluye, entonces, una triple sabiduría: la de saber pensar, saber amar y saber actuar.

4. La educación no se encapsula en instituciones (aunque no renuncia a ellas) sino que todos los momentos de la existencia deben considerarse como un auténtico aprendizaje, que va superando todas las peripecias del peregrinaje y que alcanza una sacramental (signo) reconciliación consigo mismo, con los otros, con la naturaleza y con Dios. Desde el nacimiento (origen/protología) hasta la muerte (fin/escotología), la vida misma es una antropología del aprendizaje como adiestramiento del ser humano en el “arte de vivir”. (Duch)

5. La educación debe contribuir a despertar las diversas utopías de los escenarios postmodernos: la utopía del consenso, la utopía de la transparencia y la utopía de la representatividad perfecta; utopías abiertas con otro tipo de racionalidad que aun reconociendo la imposibilidad fáctica, abran horizontes de sentido para la acción, tengan la capacidad de imaginar (y ayudar a crear) mundos y sociedades distintas. (Hopenhayn)

6. La educación tiene que ser entusiasmar e integrar las energías y capacidades de los seres humanos habilitados para colaborar en la creación de un modelo humano donde todos quepan socialmente. (Mardones).

7. La educación debe tener como objeto la misma condición humana: reconocer su unidad y su complejidad, y mostrar la indisoluble integración entre la unidad y la diversidad de todo lo que es humano. (Morin)

8 La educación debe reconquistar la relevancia y la significatividad de sus mensajes y de sus transmisiones. (Duch)

9. La educación debe conducir a una “antropoética”: la ética del individuo- especie necesita un control mutuo de la sociedad por parte del individuo y del individuo por parte de la sociedad. (Morín)

10. Los aprendizajes no pueden guiarse solamente por las competencias científico-técnicas con fin utilitarista e inmediatista, en el contexto de monolingüismo de la economía y de la técnica. Los aprendizajes deben acceder al misterio y a las estructuras de transmisión como praxis soteriológicas. Pero, complementariamente, la educación debe reconquistar la relevancia y la significatividad de sus mensajes y de sus transmisiones. (Duch)

11. Recuperar la palabra como centro de aprendizaje. Las transmisiones son las “parteras” del nacimiento como persona: representan el paso de la inexpresividad y la inexperiencia al empalabramiento de uno mismo y de la realidad. (Duch)

12. La educación debe desarrollar la crítica como factor fundamental porque es imprescindible adquirir y practicar el arte de encontrar criterios: frente a una corriente social que ofrece “recetas” para obedecer, se impone una “sociedad de criterios”.

13. Recuperar y recrear la vigencia de las estructuras de acogidas: co-descedencia, co-residencia y co-trascendencia. Son las que permiten que el ser humano integre, creadora y armónicamente en su existencia, lo desconocido, lo aún no expresado, lo inexperimentado, lo temible, lo extraño para el conocimiento. (Duch)

Me parece un magnífico y estimulante resumen, que alienta a seguir en la brecha.


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