De las dulzuras amnióticas al choque brusco con la vida activa y el mundo.
Del amor protector al vértigo y miedo de los primeros aprendizajes.
De las primeras certezas a los primeros autoengaños.
De las primeras verdades a las primeras mentiras.
De la conquista de la autonomía a las primeras frustraciones.
De las primeras victorias a las primeras claudicaciones.
De la estabilidad infantil a la explosión adolescente.
De la autoconciencia a los primeros desbordamientos pulsionales.
Del estallido energético al primer gran tropezón.
De la alegría animal a la melancolía racional.
De los muy amigos al grupo de amigos.
De los silencios a la sociabilidad sonora.
De las debilidades e inseguridades a las máscaras.
De la noche al día y del día a la noche.
De la fruición del saber al descubrimiento de la ignorancia invencible.
Del estrépito tumultuoso a la intimidad.
De los amores platónicos al primer amor real.
De la fe inquebrantable a la perplejidad del primer aviso.
De obedecer a mandarse y de mandarse a mandar.
De la inmortalidad al primer difunto.
De los proyectos -¡oh maravilla!- a los logros.
De los logros a los fracasos.
De la identidad de género al género trascendido.
De las seguridades impostadas a la conciencia de nuestra vulnerabilidad.
De la visión nuestras luces a la de nuestra fea sombra.
De la confianza indestructible al primer gran chasco.
De los desengaños a la sobria lucidez.
Del rigor al perdón.
Del perdón obsequioso a la humilde recuperación de la norma.
Del optimismo confiado a la cautela.
De la amistad universal a la amistad selectiva.
De la ingenuidad al “guárdate de los falsos enmascarados”.
De las decepciones al aprendizaje de la decepción.
De los reinos de las luces a los claroscuros y la sombra.
De los proyectos ideales a las resistencias reales.
De las acciones erróneas a sus consecuencias dolorosas.
De la vida desbordante a la celebración sosegada de la vida.
Del valor arrogante al valor de tener miedo.
De conquistar un espacio a vivir exiliado.
De la desmesura a la vida proporcionada.
De la afirmación a la revisión y de la revisión a la contemplación.
De mandar a mandarnos obedecer –el arte más difícil-.
De la plena autonomía a la petición de ayuda.
De la lucha al amor y del amor a la lucha.
De la coraza a la exhibición de las entrañas.
De arrollar a maravillarse con un susurro.
De la enfermedad ocasional a convivir con las enfermedades.
Del futuro al presente y del presente inexorablemente al pasado.
martes, junio 26, 2007
Tránsitos (en construcción)
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