miércoles, enero 23, 2008

Extincionistas y ecosexuales. Masculinidades suicidas

A propósito del problema del agua, la semana pasada uno de mis alumnos más jóvenes me sorprendió al defender la desaparición de la especie humana en beneficio del equilibrio planetario. Le hablé de la sostenibilidad, una opción más atractiva y además compatible con nuestra legitima aspiración a la supervivencia. Le expliqué que si pensáramos como él sostenía, nada tendría sentido, más allá del suicidio colectivo. Le confesé que los educadores difícilmente encontraríamos sentido a nuestro trabajo, si no pudiéramos confiar en las posibilidades de mejora del ser humano. Le señalé que ya no había esclavos y que es posible avanzar hacia formas de vida más dignas. Le hablé de mi esperanza en la promoción de pautas de conducta que destruyan cada vez menos nuestro entorno.

A pesar de mi larga disertación, percibí en él un notable escepticismo, pero no le pedí más aclaraciones (¿quién se inmolará primero?, ¿empezaremos por los hombres, máximos responsables del fiasco), temeroso de toparme con alguna sorpresa desagradable. Días después me asombró leer en el Magazine de La Vanguardia (21/10/2007) un reportaje – “Las mil caras de Adán”, texto de María del Mar Rodríguez-, que anuncia la aparición de los “extincionistas”. No sé si mi alumno conocerá está corriente, pero desde luego está en su onda...

El medio ambiente marca tendencia. El chico de moda usa bombillas de bajo consumo y recicla. Los ecosexuales son hoy los superhéroes a los que imitar. Son los más atractivos. En el origen fue el hombre. La historia se fue complicando y apareció el metrosexual. Luego llegó su legión de variantes:übersexuales, tecnosexuales y hasta los retrosexuales. Ahora es el turno del ecosexual.

Tal vez ha llegado para quedarse o quizá no sea más que otra efímera mutación mediática y comercial del cromosoma Y con la finalidad de que se vendan más coches híbridos. Sea como sea, el chico del momento usa bombillas de bajo consumo, recicla y gasta vaqueros –ligeramente caídos– de algodón ecológico.

La palabrita de marras no ha salido en esta ocasión de un avispado publicista con libro nuevo en la recámara, sino de esa chistera de historias bien trabadas y especial olfato para el futuro que es la revista Wired. “Ahora que el medio ambiente es lo que marca tendencia, los ecosexuales serán cada vez más fashion”,dictamina la biblia de la sociedad digital. Los aguerridos guerreros dispuestos a velar por el futuro del planeta son hoy los superhéroes posmodernos que imitar, también los que más atractivo parecen tener. Sus posibilidades de ligar por doquier son teóricamente más altas que las de los varones que no practican los nuevos mantras verdes.

Eco, über, metro, tecno, lo que importa, al fin y al cabo, es gustar. El guión chico busca chica no ha variado considerablemente. Quizá ahora lo que cambie sea todo lo demás, incluido ese final feliz que seguía al “y comieron perdices”.


Extincionistas

Les Knight no se ve a sí mismo como protagonista del clásico cuento en el que pequeñas criaturas le colmen de ruido, felicidad y den continuidad a su apellido. Fundador del Movimiento Voluntario para la Extinción Humana (VHEM, siglas en inglés), con 24 años se sometió a una vasectomía, con la idea de que los seres humanos son intrínsecamente peligrosos para el planeta.


Anima a sus seguidores a imitar su ejemplo; o, cuando menos, a no procrear. A los ecorradicales del VHEM no les basta con las famosas 3R (reciclar, reutilizar, reducir) que han adoptado los ecosexuales como modus vivendi. Tal vez eso les hace más cool, pero no sirve para salvar el planeta. Knight considera que pecamos de “humanocentrismo” en nuestros planteamientos conservacionistas; la solución no es otra que permitir que nuestra raza se extinga y dar así otra oportunidad al planeta azul. ¡Los chicos de VHEM van a salvar la Tierra, lástima que no haya nadie aquí para verlo!

Knight significa caballero en inglés, una curiosa coincidencia que pone sobre el tapete hasta qué punto el varón contemporáneo ha ido desgajándose por el camino de los tradicionales atributos del Homo sapiens portador de los cromosomas XY.

El mito de varón reproductor se hace ahora trizas en nombre de la biosfera. Si Júpiter esparció su semilla por donde le vino en gana para perpetuar su especie, ahora Saturno devora a sus hijos antes siquiera de haberlos engendrado. Ya no se trata de preservar su poder frente al hijo traidor, sino de salvar ese habitáculo que le trasciende llamado planeta Tierra y que su propia descendencia pondrá en peligro sólo por el hecho de existir.

Entre el ecoextremista que inmola su material genético en aras de un universo mejor y el macho man con vocación de semental que cree que sus feromonas son bocatto di cardinale, hoy se abre paso un insospechado abanico de tipos de hombres que dejarían a Adán perplejo. Y a Eva, naturalmente.

1 comentario:

Cerillo dijo...

Tengo la percepción de que los cambios ocurren siempre más lentos de lo que parecen necesarios y hacia otras direcciones de las previstas. Así es que creo que los cambios más importantes pueden darse dentro mismo del negocio en que se convirtió esta sociedad del marketing. Hay una industria de la sostenibilidad que puede ser muy rentable. Al final, hasta se van a pegar para ver que industrias contaminan menos y sirven más a los principios sostenibles cuando llegue el momento crucial.
Por otra parte las prédicas catastrofistas tienen siempre una buena razón, seguro que no duramos siempre, la cuestión es que es muy difícil atinar con el tempo.