martes, enero 29, 2008

Castellet y el hambre masculina de obras significativas y trascendentes

Desde que descubrí Los escenarios de la memoria, Josep Maria Castellet siempre me ha despertado un gran interés y curiosidad (y por qué no decirlo, también el hecho de verle con frecuencia paseando por Diagonal, muy cerca del domicilio de mis padres). Recientemente, con motivo de la presentación de su Dietari de 1973, ha concedido una infinidad de entrevistas. Muchas las he leído, o visto por televisión, o escuchado por radio. Sin embargo, la que le realizó Víctor Amela en “La Contra” de la Vanguardia ha sido especial. En sus respuestas exhibe una franqueza poco común, propia de quien no se tolera trampas o enmascaramientos a la hora de hacer balance de su vida o de su generación. Castellet entrelaza sin pausa juicios severos y amargas constataciones, provocando una intensa sensación de contrariedad y desencanto. Aunque aún no comparto la mayor, confieso que no es fácil resistirse a la seducción de sus palabras.

Quizás lo que más me ha sorprendido es la impresión de vida malograda que parecen traslucir sus comentarios. Asombra que quien ha gozado de tanta influencia y reconocimiento, se muestre insatisfecho con sus realizaciones o con la optimización del tiempo que le ha tocado vivir. Pero, no es tan extraño, si tenemos en cuenta ese mandato que carcome la psique del género masculino impeliéndole a hacer obras de especial significación y trascendencia. Robert Bly, el padre de la masculinidad mitopoética, entiende que esa ansia espiritual es el rasgo que mejor caracteriza al género masculino.

Como comenta José Angel Lozoya “a los hombres les acompaña siempre la necesidad de nuevas metas y realizaciones, como a Ulises, el héroe mitológico que se pasó la vida intentando llegar a Ítaca sin darse cuenta que la vida era el camino”. Qué pueda haber de sustrato biológico y de construcción cultural en todo ello es aún difícil de dilucidar. Lo cierto es que resulta extremadamente difícil encontrar a un hombre que se haya liberado definitivamente de esta autoexigencia, o que al menos la haya desactivado en su interior de modo saludable. Tan difícil como encontrar una mujer que haya dejado de asociar la masculinidad a la capacidad de luchar por metas ambiciosas.


Josep M. Castellet, crítico literario

"La vida es un sinsentido"

VÍCTOR-M. AMELA - LA CONTRA, La Vanguardia, 18/01/2008

Tengo 81 años. Nací y vivo en Barcelona. He hecho siempre trabajo editorial, y he escrito crítica literaria, dietarios y memorias. Soy viudo desde hace cinco años. No he tenido hijos. Soy de izquierdas. Soy ateo. Una fuerza atraviesa el mundo: el mal. Propugno la infidelidad

¿Cuántos libros ha leído usted en su vida?

No sé, algunos miles. Y no computo los originales que se me caían de las manos en la editorial o en los premios de los que fui jurado, claro...

De profesión, lector. Y para evadirse de un trabajo así, ¿qué hacía?

Leer novelas policiacas malas.

¿Qué libro le convirtió en lector?

De niño leí a Salgari, Verne, Doc Savage, aventuras... Empecé a leer sistemáticamente en el instituto: un grupo de amigos intercambiábamos libros, bien escasos en los 40.

¿Ha robado libros?

Sí. Retengo una colección de Dau al Set de un amigo…

¿Qué libros le conformaron?

Los que leí durante mi reclusión en el sanatorio de Puig d´Olena, a los 23 años. ¿Qué le pasó?
Tuberculosis. Tuve que permanecer aislado, solo. Cada quincena me traían un lote de libros y devolvía los anteriores.


¿Quién se los proporcionaba?

Mi familia y mis amigos Barral, Sacristán, Ferrater, y otros... Tenía tiempo de leer libros de gran calado, extensos...

¿Cómo sabemos que un libro es bueno?

Si su autor te transmite una visión del mundo peculiar, y lo logra mediante el estilo, la forma. La forma como fondo... La mayor parte de los escritores no lo consigue ni lo conseguirá nunca. ¡Así son las cosas!

¿Qué consejo daría a un joven escritor?

Fíjate en el escritor que más te guste y pugna por escribir mejor que él. ¡Si fracasas, que el fracaso contenga grandeza! Usted podría haber escrito más... Quedaré como el hombre que podría haber escrito más. Los de mi generación dilapidamos tantas horas y energías en agitación político-intelectual en la clandestinidad...

¿Se arrepiente?

Hubiésemos sido más útiles a nuestra colectividad dedicando ese tiempo a nuestra actividad creativa, intelectual o artística.

¿Le parece haber perdido el tiempo?

Me parece que la vida es un complot para evitar que hagas nada de provecho.

¿Por qué lo dice?

Obligaciones, compromisos, reuniones, llamadas, citas, comidas, distracciones... Al final, todo te emprenya. Deseas algo que, a la vez, no te concedes. Yo no he sido capaz de liberar tiempo para mí. Y queda cada día una sensación de vacío, de inutilidad...

Lo decía en su dietario de 1973. ¿Y hoy?

Se ha estabilizado esa sensación: señal de claudicación total. La vida no tiene demasiado sentido, así que mejor estar ocupado...

¿En qué?

Todo lo que hacemos no son más que tentativas de evasión de la realidad. A unos nos ha dado por la cultura. A otros, por el sexo, la droga, el alcohol o lo que sea. O por todo a la vez, como a mi amigo Ferrater... ¡Da igual! Son pequeñas satisfacciones, refugios ante lo inclemente que es la vida. Su amigo Ferrater se suicidó. Es que el suicidio es la evasión total, definitiva. ¡Le tengo absoluto respeto! Me niego a escrutar las supuestas razones de un suicida: sólo a él le pertenecen, y es imposible que nosotros podamos dilucidarlas.

Pese a todo, ¡la vida es interesante!

La vida es un sinsentido. Es extraña, no se entiende. De niño vi a unos tipos sacar imágenes de una ermita y quemarlas. No entendí lo que vi. Y aquella primera sensación de extrañeza la he tenido ya siempre.

¿Y qué me dice de tanta gente buena que hay en el mundo?

Esa bondad aislada no compensa una fuerza que atraviesa el mundo: el mal. Como explica Isaiah Berlin en El fuste torcido de la humanidad, algo no ha funcionado en la humanidad. Todos lo sabemos, por mucho que intentemos disimular.

¿Cuál ha sido su estímulo para vivir?

Intentar lo imposible. Hacer algo que esté más allá de tus posibilidades. ¡Ese es el único estímulo posible! El resto es irrisoriedad vegetativa. Haz: haciendo, te haces.

¿Con qué éxito?

Yo he combatido el sentimentalismo cósmico, toda fidelidad inmutable a personas, hábitos, objetos, ideas, pensamientos... Propugno una ética de la infidelidad: pese a mi escepticismo, yo quiero participar del devenir del mundo, y eso exige evolucionar.

¿Ha roto con amigos, ideas, cosas...?

Sí. Y es doloroso. ¡Pero hay que hacerlo! Lo que se acaba, se acaba. Con todo respeto para el dolor de las personas: el dolor es componente insoslayable de la vida. Castellet, convendría alegrar esto... Es mejor saber que las cosas son así. Yo acepto, para empezar, que el inconsciente está ahí, que es un conglomerado de fuerzas no racionales que me impele a hacer ciertas cosas, convénganme o no.

¿Se ha psicoanalizado?

Lo pretendí a los 47 años, en 1973, pero un amigo psiquiatra me aconsejó que, a esa edad, era ya preferible dejarlo correr: me advirtió que toparte a esas alturas de la vida con tu catástrofe interior... puede empujarte al suicidio.

Vaya, acabo de llegar a esa edad, así que mejor lo dejo correr, ¿no?

Sí. Vaya haciendo cositas, esas pequeñas satisfacciones... Haga lo que haga, el mundo seguirá yendo mal, ¿eh? El mundo siempre va mal. Siempre. Pero va.


La Contra

En minoría

En 1973, Castellet se sometió a la disciplina de escribir un dietario para vivir en propia carne este género que Pla hizo brillar. Ese Dietari de 1973 (Ed. 62) quedó sepultado entre sus papeles. Ahora acaba de aflorar. Asombra la lucidez de sus juicios, formulados en días densos y tensos. Supo admitir públicamente estar equivocado, supo abandonar el realismo social para proclamar que sólo la libertad de los poetas (Nueve novísimos)puede determinar qué es la poesía. Y escribía ya entonces que Pla había hecho más por el catalán y Catalunya que todos los miembros juntos del jurado que le negaba el Premi d´Honor de les Lletres Catalanes, entre los que Castellet quedaba siempre en minoría.

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