viernes, septiembre 21, 2007

Neuroestupideces

Empieza a preocuparme la ligereza con que algunos neurólogos se están entregando a reciclar el legado cultural, con la excusa de los descubrimientos que se realizan en su campo de estudio. No hay día en que algún/a neurologo/a no saque un libro pesudodivulagtivo con vocación de betseller. Generalmente, están repletos de obviedades, incluyendo de vez en cuando “perlas” especulativas de cosecha propia, que no se molestan en distinguir del resto de los conocimientos serios compendiados y que arropan su ocurrencia.

Hay libros de neurofilosofía, neuropsicología, neuropedagogía, neuroeconomía, neurosociología, neuroayuda, etc. Y yo, que al principio les otorgaba crédito –a algunos aún lo hago-, me siento cada vez más harto de tanto neurogurú. Lo último ha sido la eclosión de la neuropolítica. ¡Cuánta neuroestupidez!



Descubrimiento sorprendente

Maribel Egido Carrasco – El País - 19/09/2007

Las universidades americanas son muy aficionadas a hacer estudios bastante chocantes sobre toda clase de asuntos, y de vez en cuando nos sorprenden con descubrimientos que nunca hubiéramos imaginado.

Ahora, al parecer, un estudio de la Universidad de Nueva York ha demostrado que el cerebro de las personas de tendencia "izquierdosa" funciona de manera distinta a los que son de "derechas". Los científicos han llegado a la conclusión de que las diferencias se dan a la hora de improvisar ante situaciones inesperadas, donde los de izquierdas se muestran más flexibles que los conservadores, a los que al parecer les cuesta más trabajo reaccionar si se requiere cambiar de hábitos. De todo ello se deduce que los llamados "progresistas" son más proclives y abiertos a variar su opinión, y los de derechas, más cerrados a los cambios. Demasiado de libro, ¿no?

Afortunadamente, el estudio termina diciendo que el voto no está determinado "sólo" por la actividad neuronal; influyen mucho los factores educacionales y culturales. Se les ha olvidado decirnos qué pasa con las neuronas de los que no somos "forofos" ni de los unos ni de los otros. Me alivia mucho pensar que pertenezco a un grupo que podríamos llamar de "neurona libre".

¡Estos americanos!.

3 comentarios:

Anubis dijo...

Buenas tardes. Soy un chico de 26 años que lucha para ser aún una persona a lo estereotipo de hace unos 30/40 años. Digo lucha porque es practicamente imposible sobrevivir con esa mentalidad en los tiempos que corren. De hecho creo que no voy a intentar escribir con la lírica que se correspondería a una persona de mi edad pero es que uno llega a unos estados de frustraciones máximas.

En una sUciedad como en la que estamos establecidos, es imposible imposible! El 99'9% de la tierra es un mogollon de gente insolidaria egoïsta e egocentrica. Todo marcado por el dinero!
Si, ya se que pensareis que el dinero es necesario y todo esto pero... es que acaso es más importante que la própia vida?

Supongo que el motivo por el cual estoy tan "quemado" es que llevo 9 años trabajando de noche y ahí se magnifica todo mucho más. Envídias, falsas amistades,...

Este verano he estado dos meses haciendo temporada en un local y de verdad, si llego estar 4, cambio como persona. Al final, te das cuenta de que si tu no miras por tí, quien lo va a hacer? Normalmente, esto lo aprendes mas joven pero yo, he querído equivocarme o si mas no, he querido dar una oportunidad a los hechos para darles el beneficio de la duda. Estaba equivocado y eso es lo que me incomoda. Una educación con valores morales muy altos y una sociedad que los ha olvidado.

No sé si tendría que haberlo escribido aqui o no tocaba. Pero si usted está interesado en la fauna mental masculina, pues eh aquí un buen ejemplar de persona rebelde y, creo yo que inadaptada.

A palos se aprende. Atentamente E.B.B

Enrique Jimeno Fernández dijo...

Apreciado Anubis (dios del ), me gusta mucho la expresión “fauna mental masculina”. Creo que los hombres en general tendemos a encerrarnos demasiado en nuestra cárcel mental y nos olvidamos de cuánto necesitamos a los demás y de cuánto los demás nos necesitan a nosotros. Nos cuesta reconocer nuestra fragilidad, buscar apoyo y también darlo. Las frustraciones más amargas siempre pueden convertirse en estímulo para el cambio de pautas de conducta, para el encuentro con otros que padecen nuestros males y para la movilización por una vida más justa y digna. No creo que sea bueno encerrarse en el “si tu no miras por tí, quien lo va a hacer” (a veces inevitable). Yo propondría que pronto pases al “mirar por y con los demás”, que siempre es posible. Llegados a este punto, te confieso que a mí me ayuda recordar con frecuencia los cuatro arquetipos que suele invocar la corriente mitopoética (hablaré de este movimiento en un post futuro) con la pretensión de recuperar los valores positivos de la masculinidad:

Rey: encarna la energía del poder que transmite el orden correcto de las cosas y de uno mismo. “…Es, cuando menos, una energía generadora, renovadora y eterna que, como los antiguos mitos e historias, trasciende el cuerpo... Los ejes fundamentales en la figura del Rey son: el orden, la creación, la fecundidad, y la bendición... Cuando la energía del Rey ha desaparecido o bien es débil e inmadura, el reino se sumerge en el desorden, en el caos.”

Guerrero: une fortaleza, competencia y resistencia al dolor: “habilidad, poder y precisión”, “control de lo psicológico y físico, el interior y el exterior... la capacidad de soportar el dolor...”

Mago: personifica el pensamiento y la reflexión, la seguridad del sí mismo maduro que es “inamovible en su estabilidad, centralizada y emocionalmente fría”.

Amante: completa este conjunto de arquetipos y se caracteriza por la pasión y el misticismo y “por la degustación de los placeres de la vida”

(Moore y Gillette: Nuevas Masculinidades; 1993).


Pese a que el feminismo y los “men’s studies” han denostado acertadamente esta corriente por su discutible mística masculinista (trasunto de la mística feminista), creo que la elección de estos arquetipos es oportuna y que confrontarse con ellos constituye un test rápido y eficaz para averiguar si estamos actuando saludablemente.

Entiendo que cuando hablas de ajustar tu conducta a estereotipos y valores de hace 30 o 40 años, te refieres a no dejarte arrastrar por el pragmatismo egoísta de lo que me apetece o conviene aquí y ahora. Pero yo no utilizaría el término estereotipo, que hace pensar en pautas de conducta artificiosamente idealizadas, en máscaras bajo las que ocultamos nuestras carencias, sino de un camino de autoexigencia ética, algo que seguro siempre estarás en condiciones de emprender o reemprender en beneficio tuyo y de todos. Cuenta con mi apoyo.

Enrique Jimeno Fernández dijo...

Olvidé algo: Anubis, dios del campo sagrado, ilumina a los "difuntos" con la luna que lleva en sus manos para alcanzar la vida plena.