Lo cuenta Adolf Tobeña en su libro Cerebro y poder. Polítca, bandidaje y erótica del mando (La Esfera de los Libros, 2008) y nos lo ha explicado en el curso Cerebre, sexe i conducta de la UPF. Un grupo de politólogos experimentales de Woodrow Wilson School de Princeton decidió estudiar el impacto que provoca el rostro de los candidatos y su relación con los resultados electorales. Para ello, reunieron a 843 pre y postgraduados del Campus de Princeton y les mostraron rostros de políticos poco conocidos, en primeros planos sobre fondo gris y distribuidos de dos en dos al azar. La cuestión que se les planteó era cuál de cada pareja consideraban más competente. Sorprendentemente, sus apreciaciones coincidieron en un 67,6% de las ocasiones con el candidato que efectivamente ganó en sus elecciones. ¿Y cuál es “la imagen facial del político exitoso” que se extrae de este experimento?. No hay duda: el rostro de perfil ejecutivo y emprendedor. Los rostros candorosos y amicales eran sistemáticamente descartados. Parece claro que se asocia la competencia y el éxito político a atributos como la madurez, el aire resolutivo, la agudeza y el liderazgo. Esta vendría a ser la imagen “de marca” de los políticos que se ha impuesto en Estados Unidos, y que probablemente la que se está extendiendo por todo el mundo. Tobeña sentencia “los verdaderos dioses mundanos gobiernan con el rostro”. Los rasgos de dominancia y determinación seducen automáticamente a las masas.
Pues bien, a la luz de otro estudio realizado por expertos americanos y suecos sobre el liderazgo y la forma de peinarse, cabría preguntarse si también el peinado influye en la decisión de los votantes, en concreto la posición de la raya que divide el pelo. Al parecer, quienes sitúan los líderes con éxito coinciden en situar su raya a la izquierda. El tema tiene su aquel, porque una rápida exploración por los rostros de los políticos patrios parece demostrar la verdad de tal aserto. Según afirma el estudio, el peinado es uno de los pilares sobre los que se asienta la forma de ser y de pensar del individuo. La raya a la izquierda es sinónimo de dominio del lado izquierdo del cerebro, que es el en el que el que se encuentran los valores necesarios para triunfar: la lógica, capacidad para valorar los detalles, realismo, seguridad en uno mismo, sentido matemático y práctico. Para más detalles, reproduzco la información sobre este estudio aparecida en la prensa.
Otra cuestión de interés sería explorar las relaciones entre rostros, hormonas, género y liderazgo, porque parece evidente el influjo de la testosterona –hormona masculina- en los rasgos de dominancia y determinación, y el uso dominante del hemisferio izquierdo del cerebro también es un rasgo característico de los hombres. ¿Significaría eso que pesa sobre las mujeres un programa natural que tiende a excluirlas? No encuentro respuesta en el libro de Adolf Tobeña, pero sí alguna pista. Según este autor, las mujeres más exitosas en situaciones competitivas parecen ser las que alcanzan mayores niveles cotidianos de testosterona y de andrógenos. Probablemente –eso lo añado yo- también son las que consiguen un uso más eficiente del hemisferio izquierdo. Y mujeres con ese perfil seguramente las hay en número más que suficiente como para compartir equitativamente el liderazgo con los hombres.
Otro asunto son los cambios que puedan producirse en le modelo de liderazgo. Parece evidente que estamos transitando de una época “masculina”de hegemonía del hemisferio izquierdo - pensamiento lineal, lógico y racional - a otra “femenina” de predominio del hemisferio derecho – pensamiento holístico, iconográfico y emocional-. Esta es la hipótesis que baraja el neurocirujano Leonard Shlain en su libro El alfabeto contra la Diosa, en el que vincula la hegemonía masculina al alfabeto, un invento decisivo del hemisferio izquierdo. Ahora dice Shlain estamos pasando de una era del logo a una del logotipo, de la palabra a lo iconográfico. Según Shlain el poder de las imágenes está llevando a un equilibrio a los hemisferios cerebrales. Pero, aunque es cierto que al igual que las hormonas influyen en las conductas, también las conductas influyen en las hormonas, los cambios en la estructura y funcionamiento del cerebro tienden a ser más lentos de lo que pronostica Shlain. Como mínimo serían necesarios unos 500 años para vislumbrar cambios significativos según Nolasc Acarín, en respuesta a una pregunta sobre este asunto que le realicé en el curso Cerebre, sexe i conducta.
Ni un pelo de tontos: Raya a la izquierda, signo de éxito
Llevar la raya en el lado izquierdo no es una simple moda o el resultado de una costumbre adquirida desde la más temprana edad porque te peinaban así o por elección propia. La verdad es que es señal de éxito y de que su portador, con total ausencia de complejos, es capaz de comerse el mundo o de tocar el cielo con las manos.
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1. Obvio las precauciones que se adoptaron para evitar distorsiones en los resultados y que Adolf Tobeña comenta con detalle en su libro (p. 172-175)
2. Op. cit, p.74-75.
4 comentarios:
A mí me parece que cada vez somos más tontos, de verdad. Si yo quisiese demostrar -porque sí, porque me da la gana- que la gente con un determinado tipo de pelo, ojos o piel son más tontos que los demás también podría hacerlo basándome en un supuesto método científico.
No te critico a ti, critico el estudio en si y la credulidad de los medios.
Me parecen bien tus reservas porque yo también las tengo. Lo que más me interesa del estudio es la reflexión sobre los modelos de liderazgo y la laterización cerebral, a la luz de la perspectiva de género. El asunto de quién es más tonto o más inteligente, no me interesa en absoluto: ¿inteligente en qué y para qué?.
El Amigo zaixega como que se peina hacia la izquierda o hacia atras. =D Buen Articulo.
Idioteces
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