jueves, marzo 13, 2008

VIEJAS Y NUEVAS MASCULINIDADES EN LA LIZA POLÍTICA

Se han hecho muchos análisis de los resultados electorales, pero que yo sepa hasta ahora ninguno ha reparado en un factor: el modelo de masculinidad que cada candidato encarnaba. Zapatero sigue jugando bien las bazas del buen chico bienintencionado, educado, integrador, solidario y sensible, al que se le pueden perdonar muchas cosas. Su perfil responde al de las masculinidades de nuevo cuño que hacen gala de los valores tradicionalmente atribuidos a las mujeres. Sin embargo, Rajoy - forzando su natural bonhomía- se ha empeñado en escenificar una masculinidad bronca y rancia, que puede servir para fidelizar a los suyos, pero no para ganar. Exhibir rigidez, dureza gratuita, formas ásperas y argumentos fríos y excluyentes, en lugar de trasmitir la imagen de un líder consistente y enérgico -como quizás algunos quieran creer-, lo que hace es espantar votantes. Frente a un Zapatero muy femenino, un Rajoy machito, al que esa patética “niña” de última hora, todavía ha puesto más en evidencia. El resultado ahí lo tienen.
En el futuro, si Rajoy quiere conectar mejor con el signo de los tiempos, debería plantearse un lifting de género. Yo le aconsejaría dedicar algún tiempo al estudio de las nuevas masculinidades.

Se quiera o no ver, se está librando una batalla colosal -todavía invisible y silenciosa- entre las viejas y las nuevas masculinidades. Es un fenómeno de alcance planetario,aunque de momento sólo perceptible en Occidente. La estereotipia de género asimétrica ha resultado una estrategia ordenadora plausible para la especie humana hasta hace muy poco, pero su mantenimiento nos resulta cafa vez más insoportable y asfixiante, porque ya hemos abrazado los principios de equidad de género y la deconstrucción de la masculinidad se ha popularizado (es le argumento más reiterado de las series de humor actuales). De hecho, la crisis de las figuras de autoridad y la crisis de la educación si algo están reflejando es la crisis de la masculinidad tradicional.

Durante el periodo de transición hacia las nuevas identidades de género, muchas mujeres optaron por masculinizarse para salir victoriosas en la competición, pero ahora esa estrategia ha quedado obsoleta. La gente prefiere los liderazgos de hombres femeninos como Obama o Zapatero, a los liderazgos machos, aunque los encarne una mujer, como ocurre con Hilary Clinton. En la siguiente entrevista, Mary Lou Quinlan lo cuenta muy bien.


La mujer es Obama"LLUÍS AMIGUET - LA VANGUARDIA, LA CONTRA, 08/03/2008

¿Mi edad?
Cada mujer elige una edad y se instala en ella: yo he elegido ser joven sin exagerar. Soy americana: admiro a Hillary, pero votaré por Obama porque es más femenino: los republicanos se quedaron en John Wayne. Participo en Rethink the Basis of Communication
¿Por qué las chicas no votan siempre a otras chicas?
Las chicas suelen votar por los valores de las chicas, aunque a veces los encarne mejor un hombre.
¿Un hombre femenino?
¿Por qué no? Las mujeres de este siglo votamos al candidato - hombre o mujer- que hace suyos los valores femeninos, pero no sólo porque esos valores sean femeninos, sino porque son los valores del futuro.
Por ejemplo.
Cooperación por la excelencia frente a mera competitividad; el pacto frente al dictado; la flexibilidad en la firmeza; la ternura en la disciplina; la actuación familiar, grupal, frente a al individualismo feroz; la preocupación por los más débiles dándoles prioridad... ¡son los valores del siglo XXI, un siglo que ya no es macho!
¿No son más habituales en candidatas?
Depende: Obama es la mujer. Obama es un candidato más moderno; quiere liderar por la persuasión y la complicidad más que por el asentimiento por interés y la obediencia... Y no tiene miedo a sus emociones.
¿Y Hillary es más machota?
Hillary es una formidable persona, pero una líder del siglo pasado: para que la tuvieran en cuenta en un mundo de hombres ha acabado asumiendo los valores de los hombres. Les ha dicho: "¡Eh, tíos! ¡Puedo ser uno de vosotros y hacerlo mejor!". Pero lo que ha sucedido es que esos valores masculinos que ella hace suyos ya son del pasado.
¿Qué valores son esos tan desfasados?
Los del macho John Wayne de toda la vida: autoritarismo, agresividad, competitividad, individualismo, paternalismo, dedicación exclusiva a su carrera y renuncia a su condición femenina y a la expresión libre de sus emociones, algo que nos permite a las chicas sufrir menos estrés.
No sé si la entiendo...
Recuerde que el mejor momento de Hillary fue cuando - mujer- expuso su debilidad...
¿. ..?
¡Lloró! Se salió del guión macho por una vez y volvió a ser popular. Obama, en cambio, ha hecho de esa aparente debilidad su fortaleza toda la campaña.
¿Cómo es un liderazgo femenino?
No busca la obediencia...
Stalin prefería que le temieran a que le quisieran.
¡Qué antiguo! Hoy la líder quiere que la quieran: es un liderazgo emocional y emocionante, no mera gestión. Da y espera cariño y complicidad. ¡Persuade por ejemplo y por ilusión, no por mero cálculo e interés!
¿Y el arte de la seducción?
Es estrategia de macho, más sofisticada que el autoritarismo, pero desfasada. No se trata de que el líder me seduzca, sino de que me convenza y me emocione con esa combinación de delicadeza y firmeza; de generosidad y exigencia, que define lo mejor de la aportación de las mujeres a este planeta.
Pues a Hillary no le va mal tampoco.
Le votan muchos demócratas de la vieja escuela - triunfa en las zonas industriales- en la medida en que comparten los valores de macho de Hillary, mientras que el liderazgo emocional de Obama los desconcierta.
Obama, además, no tiene que preocuparse de cómo le queda el vestido.
A Hillary las mujeres le van a exigir más que a Obama y le van a perdonar menos... Y los hombres también le exigen más a Hillary. Mandar sigue siendo más duro para nosotras, porque nosotras mismas y el machismo que hemos asumido somos parte del adversario que convencer.
¿Cuál de los dos tiene más carisma?
Defina carisma.
¿. ..?
No se puede definir, pero si no lo tienes, está claro que te falta. Los dos lo tienen.
¿Vender un político es como vender una lata de tomate?
Un político - como cualquier persona- funciona como una marca: lo importante es su consistencia...
Defina consistencia.
Una marca promete darte algo por un precio y es consistente en la medida en que cumple las expectativas que despierta.
¿Cómo vendería una candidata o un candidato al segmento femenino?
Yo no le llamaría segmento.En el mundo occidental, las mujeres tomamos el 85 por ciento de las decisiones de compra y, por simple mayoría demográfica, las mujeres decidimos todas las elecciones.
¿Vendería igual un candidato o una candidata a un hombre que a una mujer?
No, porque somos afortunadamente diferentes. La igualdad de la mujer es sencillamente falsa: la ciencia ha demostrado que somos diferentes. Somos iguales en derechos y obligaciones como ciudadanas, pero somos diversas en la manera de ejercer estos derechos.
¿Y yo no puedo ser diverso?
¿Dónde ha comprado sus pantalones?
¿En unos almacenes?
¿Cuánto tardó en elegir y comprar?
¿Diez minutos?
Una mujer tarda de media tres veces más en comprar un pantalón. Compara todas las marcas, las comenta con sus amigas, pregunta, se patea varias tiendas y al final decide.
¿Y al comprar un coche?
Ustedes lo compran, como críos, porque les hace ilusión. Una mujer lo compra pensando, para empezar, si les gustará a los demás: hijos, nietos, abuelos...


3 comentarios:

Elisa McCausland dijo...

Buf, no sabría por donde empezar. No es que esté en desacuerdo con todo lo aquí expuesto, es que me da un poco de grima todo el entramado gestor que habla de feminizar esto y aquello. Y me explico porque sino quedaré como una troglodita.

Las mujeres, como gestoras, son unas auténticas profesionales, porque son prácticas, supervivientes. Vestirse de hombre o de mujer es una elección, y me refiero a "vestirse" como travestirse, ir de, tomar el rol por los cuernos o por la entrepierna. Pero tiene que haber algo más, una recosntrucción, una apropiación de costumbres y cualidades que nada tienen que ver con la biologia.

No me convencen los argumentos que se utilizan en esta entrevista porque son más de lo mismo. El cambio de ecosistema de las mujeres conlleva una adaptación en la que los usos y costumbres tradicionales e históricos "femeninos" se aplican al entorno tradicionalmente masculino. Bien, eso es una realidad práctica, pero no la ideal, desde mi punto de vista.

De todo este entramado lo que me parece absurdo es el modelo que se defiende, un modelo en el que se trata a los argumentos, al talante, a las buenas maneras como algo femenino, al igual que el modo de relación en red (aquello de estar conectadas por necesidad) y esa terrible costumbre por complacer a todos que nos han inculcado a las biomujeres desde que se conoce el sexo del bebé.

Me gusta Hillary porque es realista. Obama es imagen nebulosa. No es que sea blando, es que no se sostiene. Hillary se ha travestido para tomar los mandos, al igual que hizo Condolezza, pero porque el circo lo demanda. No es John Wayne, es una matriarca con responsabilidades. No ofrece sus pechos para dar de comer al mundo, sino su maletín repleto de planes.

Enrique Jimeno Fernández dijo...

Perdona "Pequeña Delirio" por no dar señales de vida hasta ahora. De vez en cuando dejo descansar el blog algún tiempo,para no engancharme en exceso.

Comparto tu punto de vista. Esta neomistificación de la feminidad ni me la creo, ni me parece que nos lleve a ningún lado. El futuro no pasa a mi juicio ni por mujeres que lleven al espacio público sus "tradicionales" virtudes, ni por mujeres que reproduzcan el estereotipo masculino tradicional, sino por la superación de los patrones tradicionales, algo que las biomujeres más jóvenes ya están haciendo realidad.
No comparto, sin embargo, tu juicio sobre Obama. En el terreno de la masculinidad, ha conseguido ser innovador y natural. Por eso, creo que atrae tanto.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Vivan las mujeres soldado.