domingo, noviembre 11, 2007

El negocio de la sexualidad adolescente

Todo parece indicar que los adultos seguimos desertando en masa a la hora de orientar a los adolescentes en la gestión de su sexualidad. No conseguimos pasar de la fría prevención profiláctica - carente de contenidos- y asumimos como inevitable la deriva hacia un hedonismo zafio que banaliza la sexualidad.

En una reciente visita con alumnos de catorce años a una exposición sobre DROGAS, a la que ya he aludido en otro post, cuando la monitora se sintió poco atendida, amenazó con no entregar el preservativo que se regalaba al terminar la charla. Me sorprendió que en una exposición sobre drogas también se regalasen preservativos, pero lo que ya me dejó perplejo es que pudiesen utilizarse como herramienta de castigo. Se ha pasado de dar caramelos, globos o estampitas de la Virgen a repartir condones con la misma impunidad y falta de criterio. Pero, aún me faltaba ver el vídeo de la Junta de Andalucía que ilustraba la exposición. Su máximo argumento para disuadir del consumo de las drogas era que a veces los chicos no podían concluir felizmente su preceptivas noche locas, porque no conseguían la erección.

Pero lo más curioso era que el tono de amiguete cómplice utlizado en le vídeo después se complementó con una prédica apocalíptica sobre las terribles consecuencias de la droga, arropada por los fríos datos de los paneles y por el tono aséptico y frío del folleto complementario. El episodio creo que resume bastante bien la relación de los adultos con la sexualidad adolescente, aunque quizás faltó una invectiva contra la terrible violencia machista que contamina muchas relaciones, del tipo de la titulada “No te líes con chicos malos” ( http://www.educacionenvalores.org/article.php3?id_article=471).

Entre tanto mensaje disonante, chicos y chicas han de vérselas con su indefectible maremoto hormonal. Unos y otras se entregan a los juegos de seducción propios de la edad y exploran su sexualidad como saben y como pueden. En concreto los chicos de catorce años –salvo algún precoz- hinchan y estallan los condones en clase y se masturban en su cuarto mirando pornografía en Internet o en los DVDs y revistas de su padre. Y las chicas obvian las admoniciones puritanofeministas contra la mujer objeto y los chicos malos e intentan resultar seductoras, recurriendo a la quincallería y el sofisticado arsenal de revistas –formación basura- que el mercado pone a su disposición.

Por supuesto, ante la incompetencia de los formales adultos, incapaces de asumir la realidad de la sexualidad adolescente (las hormonas siguen actuando igual ahora que hace 100.000 años) no faltan desaprensivos dispuestos a colonizar el desierto enorme que queda entre el profilactismo sanitario y el neopuritanismo feminista. Ahí están las televisiones locales –con financiación pública- emitiendo pornografía cada noche, ahí están las revistas “para jóvenes” promoviendo el coito anal, ahí está la moda infantil y juvenil capaz de concebir productos tan apropiados como “el tanguita para nenas” (se venden en el Corté Inglés), ahí están los cómics para jóvenes dando rienda suelta a muchas mentes adultas enfermizas, y por supuesto la accesible pornografía adulta, entregada a un brutal y desquiciado rebasamiento de todo límite (delirios de la masculinidades enfermas).

¿Por qué los abandonamos a su inercia? ¿Quizás porque los adolescentes se resisten a ser como habíamos soñado, a construirse tal como requerían nuestros íntimos ensueños de placidez, confort y satisfacción emocional ilimitada o porque no responden a nuestras fantasías de corrección política?. Desde luego, el mercado no va renunciar a ese interesante filón.

Una reciente exposición de Fundación Miró, titulada Kawai, reflejaba el infierno nihilista en el que se encerraban los adolescentes, entregados a las modas extravagantes, al alcohol y al sexo desesperanzado, autofijados en un perturbador mundo de niños-adultos tristes.







Kawaii! http://www.bcn.fjmiro.cat/

De las adolescentes con faldas plisadas que aparecen en los manga a los personajes de Hello Kitty, estos héroes de una nueva mitología están presentes en la imaginería popular, de los dibujos animados a los productos derivados, y constituyen el símbolo de una profunda nostalgia de la infancia. Una nostalgia que se expresa a través de un profundo entusiasmo por todo lo que es kawaii. Kawaii es una de las palabras más recurrentes en el vocabulario de los jóvenes japoneses. Próximo al sentido de “mono”, kawaii designa lo que es pequeño e infantil. Más que una moda, es una forma de pensar y de ser. Esta cultura popular japonesa invade el mundo asiático y llega a Europa y Estados Unidos. De la infancia a la edad adulta, los chicos, y sobre todo las chicas, son adeptos de los fanshi guzzu –del inglés fancy goods–, llaveros y gadgets de todo tipo. El fenómeno ha adquirido tal envergadura que se ha convertido en un tema sociológico, estudiado por escritores, periodistas, filósofos y sociólogos. Los estudiosos subrayan la otra cara de kawaii: un profundo nihilismo, la negación del presente social a favor de un retorno a la infancia, el reflejo, en definitiva, del descontento de la sociedad japonesa.

Las obras de Aya Takano y Chiho Aoshima se inscriben en la esfera kawaii, destacando su lado subversivo y falsamente inocente. Las muchachas en quimono de grandes ojos y gráciles cuerpos de Aya Takano (Saitama, 1976) evocan tanto las estampas tradicionales japonesas como las chicas emancipadas que pululan por las calles de Tokio. Chiho Aoshima (Tokio, 1974) imagina un mundo onírico y sorprendente en sus dibujos de colores ácidos generados por ordenador. Su universo se mueve a menudo entre la pesadilla y la angustia, y sus personajes dudan entre la magia y la violencia de la realidad.

La revolución de la shôjo


En Shibuya, las chicas con uniformes escolares, falditas plisadas y calcetines-polainas muy largos, trajinan riendo alrededor de los purikura, fotomatones que permiten escoger el tipo de fotografía deseada, personalizándola con modelos diferentes de marcos, que después intercambiarán.


Numerosos sociólogos han llamado la atención sobre este nuevo fenómeno: las chicas pasan cada vez más tiempo en la calle, con frecuencia en grupos y vestidas de una manera espectacular y ostentosa.

Las shôjo, las adolescentes japonesas -literalmente “medio mujer”–, son el símbolo de una mutación de la sociedad. Se definen como mujeres-niña, en estado de suspensión entre la infancia y la edad adulta, consciencia e inocencia. La mujer japonesa, antes encargada de garantizar la tradición, aparece cada vez más como “la vanguardia de la mutación social”. Entre colegiala y femme fatale, la gyaru –del inglés girl (chica), a la japonesa– es realmente la nueva fuerza social y cultural en Japón. La escena del arte contemporáneo confirma esta tendencia, a través de las artistas mujeres que crean una obra inventiva y sorprendente, fascinante y, a veces, molesta. La programación de las exposiciones en el Espai 13 lo demuestra: de 5 artistas, ¡4 son chicas!

El arte del siglo XX ha estado marcado en Japón por la presencia importante de dos mujeres, cabezas de fila de los movimientos más importantes, como Atsuko Tanaka (nacida en 1932), que marcó la historia del grupo de vanguardia Gutai en los años cincuenta, o Yayoi Kusama (1929), una artista imprescindible desde principios de los años sesenta. La tendencia se confirma con los artistas de la generación de Mariko Mori (1967) y se hace evidente con las creadoras de la generación que ahora tiene treinta años, hasta el punto de ser una de las características más destacadas del arte japonés de nuestros días.

Testimonio de esta búsqueda de identidad típica de las chicas japonesas, Tomoko Sawada (1977) se retrata en grupo (fotografías de curso en que repite su rostro) o en retratos individuales de fotomatón. Para su exposición en el Espai 13, realizará una serie de fotografías sobre la extravagancia en el vestir de las chicas de Tokio, y en concreto de la tendencia golitha (contracción de gótica y Lolita), que se mueven por el barrio de Harajuku.

Un mundo de extrañeza y onirismo


A pesar del gran poder económico que ha proyectado al mundo la imagen de un país con tecnología punta, Japón vive desde hace unos años el pinchazo de la burbuja económica: el paro y la precariedad laboral han pasado a ser corrientes en la vida cotidiana de los japoneses y en las creaciones de los artistas. Esto, esta evocación, no obstante, en lugar de mostrarse como una constatación del estado del mundo, se convierte en una oportunidad para abrir la puerta a la imaginación y lo extraño. Así, Erina Matsui (Okayama, 1984) presenta un mundo personal lleno de visiones extrañas y poéticas.
Muchos artistas japoneses se cuestionan la frontera entre visión y percepción, creando un mundo onírico y delicado. Kowei Nawa (Osaka, 1975), con sus dibujos, esculturas e instalaciones, juega con nuestra percepción del mundo e inventa objetos llenos de poesía y extrañeza. Proyectando imágenes sobre el agua, recubriendo objetos con cuentas de cristal, invadiendo el espacio con gigantescas formas moleculares, Nawa transforma el estado original de una imagen, de una cosa o de un lugar.

Con “¡Kawaii! Japón ahora”, la Fundació Joan Miró invita al público a un viaje sorprendente por el mundo de la creación japonesa más actual y mantiene, así, el espíritu de hallazgo y de experimentación, de sorpresa e invención que caracteriza al Espai 13.
Muchachas con quimono o con ropa ultramoderna, arquitectura hi-tech o templos de madera: tradición y modernidad conviven cotidianamente en las calles de Tokio. Los artistas actuales se apropian de la tradición para reinventarla y recrearla.




Este encuentro entre pasado y presente es evidente en las obras de Aya Takano (Saitama, 1976). Esta joven artista se inspira en la pintura antigua ukiyo-e (las imágenes del mundo flotante) para cambiarla e inventar un mundo en el que las adolescentes de miembros desmesuradamente alargados, vestidas con quimono, parecen levitar. Sus pinturas tienen ecos del arte del período Edo (1603-1868), y también aluden al Japón de hoy. Sus acuarelas, con un marcado acento erótico, remiten a la tradición de las shunga (imágenes de primavera), que representaban parejas de amantes y de prostitutas de los salones de té.

Escenas orgiásticas con adolescentes medio desnudas que devoran tentáculos de pulpos o jabalíes bajo la luz festiva de los farolillos; visiones nocturnas de un Tokio bañado por una iluminación que le confiere un aspecto onírico; escenas de intimidad erótica entre dos muchachas en quimono, con las mejillas sonrojadas por una primera emoción amorosa: Aya Takano crea un mundo, que es el suyo, donde confluyen los aspectos más contradictorios y fascinantes del Japón contemporáneo.

Aya Takano, además de pintora, es dibujante de mangas y escritora de ciencia ficción, y ha trabajado en la concepción visual de videojuegos, así como en la realización de películas de animación. Forma parte de Kaikai Kiki, el taller de Takashi Murakami, que trabaja con jóvenes artistas, a los cuales además promociona.


La exposición que presenta el Espai 13 comprende veinticinco obras: un conjunto de telas y acuarelas, una sorprendente escultura gigante y una película de animación. Aya Takano ha realizado una obra especialmente concebida para esta muestra, inspirada en la Fundación Joan Miró y en su arquitectura.






NOTICIAS COMPLEMENTARIAS

Más educación evitaría embarazos y abortos en las menores
MARTA RICART - Barcelona, La VANGUARDIA, 14-10-2007

La sociedad se escandaliza con las cifras de embarazos adolescentes y abortos, que aumentan, pero no adopta políticas que reducirían es­tos problemas. ...Los exper­tos en planificación familiar sostie­nen los adultos y los adolescentes tienen hoy acceso a mucha in­formación, pero no hay realmente formación o educación sexual. (Existe...) "la creen­cia errónea de que si no se enseña sexualidad los jóvenes no la practi­carán", señalaron Barambio e Isa­bel Iserte, vicepresidenta de la FPFE. Maria Perrero ...subrayó que cada día pierde más espacio es­ta educación sexual y criticó la fal­ta de sensibilidad política. Baram­bio señaló que en Holanda, por ejemplo, el aborto es más accesible pero hay menos que en España porque se enseña educación sexual. "A una niña de 13,14 o 15 años, como casos de embarazos re­cientes, no le recetas anticoncepti­vos, debe tener una educación sexual que la prepare", indicaron.

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Las revistas dirigidas a mujeres jóvenes perpetúan estereotipos y roles sexistas
Conclusiones del estudio sobre “La imagen de la mujer en las revistas para adolescentes” publicado por CECU

Miércoles 7 de noviembre de 2007, por Maria Cobos


Fuente: http://www.amecopress.net/spip.php?article654

El estudio realizado por la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) analiza las siete revistas que se sitúan entre las más leídas por las adolescentes desde febrero hasta junio del 2007: “Nuevo Vale”, “Ragazza”, “Bravo”, “Loka magazine”, “Super pop”, “Star2”, “You” y “Cosmopolitan” y concluye que siguen perpetuando los mismos estereotipos que se analizaban en el estudio realizado hace cinco años por la misma institución, creando la imagen de una mujer estereotipada y encasillada en roles sexistas.

Según manifiesta Itziar Marín, responsable de estudios de la CECU, “la conclusión es que estas publicaciones dirigidas a mujeres jóvenes han avanzado poco, ya que se siguen incluyendo estereotipos formados que perpetúan la discriminación y la no igualdad entre los géneros”. Se presenta a las adolescentes y preadolescentes la imagen de una mujer independiente, agresiva, rebelde y “come hombres” a través de su cuerpo y aspecto utilizando estereotipos de belleza, pautas de conducta y formas de vestir que no son reales. Marín, señala que “si queremos formarnos y crecer en igualdad y valores, una parte importante es que los medios de comunicación modifiquen los estereotipos discriminatorios”.

Son llamativos los temas relacionados con el sexo y las relaciones de pareja, la información que se brinda a jóvenes de entre 11 y 16 años, va desde los sitios originales para hacer el amor, a posturas del kamasutra, vestirnos para resultar atractivas, “sexo anal, cambia de agujerito” o “ponlo a 1000”, se refieren, en gran parte, a relaciones pasajeras, sin compromisos y basadas en el placer físico, sobre todo, para dárselo al hombre. En algunas secciones aparecen relatos eróticos, e incluso pornográficos por lo explícito, del tipo de descripciones:




“El me abrazó y yo noté su erección. Enrollé mi pierna en su cintura y el se bajó los pantalones y me quitó las braguitas. Me sostuvo en brazos contra la pared, mientras sentía como entraba en mí”. “Relatos, -explica Itziar Marín-, que son sorprendentes teniendo en cuenta el público tan joven al que van dirigidas esas revistas”.

Itziar Marín, señala que “sorprende la escasa información que se ofrece sobre métodos anticonceptivos, enfermedades de transmisión sexual o de una educación sexual responsable y acorde a la edad del público destinatario. Igualmente, los temas culturales no aparecen en ninguna sección específica, tan sólo en el “Cosmopolitan”, que no es una revista dirigida a mujeres adolescentes, aunque sí es una las más leídas por ellas; y los temas sobre medio ambiente o causas sociales aparecen de forma testimonial y escasa”.

Se da el dato curioso de que estas revistas no son leídas por los hombres adolescentes y que todas las revistas analizadas están dirigidas por mujeres, Marín, señala que “ellas editan lo que creen que es más consumible y que va a aumentar el número de venta de ejemplares. Lo que pedimos es que hagan una reflexión sobre si la información sexual que ofrecen es la que ellas plantean.”

Los contenidos más abundantes vienen diferenciados por noticias, reportajes y cotilleos a los que dedican un 18,3%, a moda y complementos un 17,97%, al cine, televisión y música un 10,2% a temas de belleza, un 9.05% y a temas de sexualidad y relaciones de pareja un 7,5%. Las revistas presentan numerosa publicidad de productos de belleza (27,23%), móviles, mensajes y melodías (25,89%), moda y complementos (25,41%).La CECU denuncia el uso de reportajes y artículos de estas publicaciones para encubrir la publicidad de productos, tiendas y marcas; Antonio López, Director de Comunicación de la CECU, manifiesta que “exigimos que los poderes públicos dicten leyes de conciliación que permitan que algunos de los progenitores del preadolescente puedan estar con ellos de forma que se pueda hacer seguimiento de los contenidos que leen ya que se socializan a través de los medios de comunicación con contenidos no igualitarios

DOS NOVELAS

Apples, una novela sobre el desencanto en la adolescencia


ABC 9-11-2007 LUIS MIRANDA, CÓRDOBA.

«Fuimos al McDonald´s la noche en que mi madre nos dijo que tenía cáncer de pulmón».

Los que gustan de leer las primeras líneas para intuir cómo puede ser el resto de la novela están de suerte. El comienzo de «Apples», del británico Richard Milward, es una declaración de intenciones de por dónde transcurrirá una obra que quiere relatar el mundo y los problemas de una parte de los adolescentes del mundo occidental. La primera frase ya explica en parte cómo es la protagonista de la obra y cómo es el lugar en que vive.

La editorial cordobesa Berenice acaba de sacar a la luz una novela que ha causado un gran impacto en Inglaterra y que por primera vez han traducido al español Helena Bosch y Carmen Torres. La crítica se ha apresurado a comparar «Apples» con «El guardián entre el centeno» o «Trainspotting», ambos también representativos de una juventud desencantada y sin horizontes.

El libro de Richard Milward, un escritor de sólo 21 años, narra la historia de Eve, una adolescente que después de conocer que su madre padece cáncer emprende una huida figurada que la lleva a un mundo de alcohol, drogas de diseño y noches sin fin. En su vida aparece Adam, un joven que tiene que padecer una honda frustración sexual además de la violencia de su padre.

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A propósito de esta novela, José Luis Barrueco comenta en Escrito en el viento (http://thekankel.blogspot.com/2007/10/apples-de-richard-milward.html)

...Confieso que Apples (nombre de ciertas pastillas de éxtasis) me ha enganchado. Te atrapa y no te suelta. Cuenta la historia de los quinceañeros Adam y Eve. El primero es un muchacho con un trastorno obsesivo compulsivo, al que su padre apaliza de vez en cuando; jamás ha salido de juerga y sabe que sólo de ese modo podrá acercarse a las chicas y ligar con ellas. La segunda es una muchacha algo alocada y frívola, obsesionada con las drogas de diseño, las discotecas, los hombres y las borracheras; su madre tiene cáncer, pero eso no la impide salir continuamente de farra. Adam está enamorado de Eve. A Eve sólo le parece raro y simpático. La novela está construida mediante la alternancia de los monólogos de ambos. Cada uno desvela su punto de vista del asunto. Se intercalan, a veces, monólogos de otros personajes, algunos de ellos insólitos (pero prefiero no revelar quiénes o qué son). La trama empieza en Middlesbrough y acaba en Mallorca.

Puestos a poner etiquetas, como suelen hacer los críticos, podríamos aventurar que Apples recuerda un poco a la película Thirteen, un poco a las cintas de Larry Clark. Pero con un toque poético. Con cierto romanticismo, que es el que aporta Adam, profundamente enamorado de Eve. En cierta medida, este libro representa a las generaciones que hoy arrasan en los pubs y las discotecas, pero también habla de quienes se quedan en casa y son incapaces de comunicarse. A mí me ha devuelto a mis quince años, a ese tiempo en que, como Adam, empezaba a emborracharme en los bares para poder hablar con las chicas. Una época de incertidumbres, de errar sin rumbo fijo, de dolor interno. Recomendable novela, pues, que apasionará a los jóvenes y que, probablemente, detesten sus padres.


Diario de una adolescente

Edición original: Tgee Diary of Teenage Girl: An Account in Words and Pictures USA Fecha de edición: octubre de 2007 Guión: Phoebe GloecknerDibujo: Phoebe GloecknerTinta: Phoebe Gloeckner

Información proporcionada por la editorial

San Francisco, 2 de marzo de 1976: "No recuerdo haber nacido. Era una niña muy fea. Mi aspecto no ha mejorado, así que supongo que fue un golpe de suerte que él se sintiera atraído por mi juventud".

Así empieza el diario de Minnie Goetze, una chica de quince años, deseosa de amor y aceptación y resistente para con su propia sexualidad. Minnie odia la escuela y quiere ser artista... o quizá espeleóloga, o camarera... Se acuesta con el novio de su madre y todavía es demasiado tímida como para hablar con los chicos de la escuela. Va forjando su adolescencia sin guía, sin supervisión, indefensa y temeraria. Una novela atípica donde la artista y escritora Phoebe Gloeckner presenta un año clave en la vida de una chica, en forma de diario íntimo, con ilustraciones y escenas completas narradas con el lenguaje del cómic.

Opiniones: ... Una lectura dura, sin concesiones, directa y adicitva. Un recuento de la azarosa vida de una niña que juega a ser mujer en un ambiente infernal de sexo y drogas. Un lamento de soledad, un alarido de furia punk, una joya de tristeza infinita atravesada por un humor negrísimo, crónica de un naufragio emocional, del desconcierto de crecer, literatura beatnick en pleno siglo XXI.

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